Cuando entra a nuestro taller un vehículo que tiene un problema de gases de escape, lo primero que pensamos es que puede que no esté funcionando correctamente la sonda lambda. «¿Y eso que es?», se preguntará más de uno. Pues es un sensor que va instalado en el escape del motor, y que mide la cantidad de oxígeno en éste.
Para que un coche funcione correctamente, la cantidad de aire y combustible debe mantener una proporción. Por ejemplo, en un motor de gasolina, esta proporción debe ser de 14,7 gramos de aire x 1 gr de combustible, para que sea perfecta. Por debajo de esa cifra, el combustible no se quema del todo, expulsando por el tubo de escape monóxido de carbono y hollín. Por encima de eso, expulsaría óxidos de nitrógeno, pudiendo incluso parar el motor. Por lo tanto, debe ser la concentración perfecta.
En nuestro taller hemos cambiado la sonda lambda a un deportivo BMW 3 Coupé, cuya combustión no era la correcta. Ahora el ‘factor lambda’ es igual a 1, como debe ser siempre, y este ‘cochazo’ ha vuelto a volar por todas las carreteras (hasta 120 km/h, claro). Nos encanta nuestro trabajo. Tenemos el mejor equipo humano y la última tecnología que demanda el mercado para dar un servicio de ‘excelencia’ a todos nuestros clientes. ¡Feliz lunes, amigos!
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